lunes, enero 29, 2007

47 años




A esta edad cualquiera piensa en lo que ha hecho.

Yo no dejo de creer que es posible lo que no he hecho.

Cualquiera cree en lo que ha podido.

Yo no dejo de querer lo que me falta por hacer.

Cualquier quiere repasar su vida.

Yo no dejo de crear la mía cada que te veo.

Blas Torillo.

miércoles, enero 24, 2007

Olivia Berenice

Si bien el cumple de mi hija fue el 10 de diciembre, por distintos motivos le hicimos su fiesta “grande” el pasado sábado 20 de enero.

Por la ocasión, escribí un mensaje para Oli, mismo que en una versión más cortita que la original, publico aquí enseguida.

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¿Qué te digo que no te haya dicho antes?

Hoy, hija, celebramos tus primeros quince años.

Han pasado muchas cosas desde que naciste, desde tu primera sonrisa y tu primer raspón, desde tus primeras palabras y pasitos tambaleantes, hasta las horas en que platicas más cosas de las que imagino, con tus amigos en internet y tus ganas de cantar cuando estás contenta.

Recuerdo tus llantos a media noche, cuando eras bebé y también tus llantos de ahora cuando no te salen las cosas como pensabas. Tus risas de niña y tu carita de joven preocupada por alguna materia o por una amiga con problemas.

Pero hay cosas más importantes aún que mis, nuestros recuerdos.

Por ejemplo que empiezas a darte cuenta de que la vida es toda un ciclo, que lo que vives ahora, con sus pequeñas y grandes diferencias, es algo que hemos vivido todos los que nos decimos adultos y que seguramente, en un mundo que será difícil reconocer, vivirán tus hijos cuando los tengas, si decides tenerlos.

Que ese círculo comienza en tu familia. Tu mamá, tú y yo. Es un círculo pequeño, no gran cosa en tamaño, pero grandioso en sus alcances, en lo que hemos logrado juntos.

En tu familia comienza la vida. No hay más. Aquí, entre nosotros tres hemos aprendido, a veces rápido y a veces a trompicones lo importante que es sentirse protector y protegido, lo fantástico que es tener un lugar al qué regresar, un lugar que es más que nuestra casa. Un lugar que somos nosotros tres. La vida es un círculo que empieza en tu familia

Con toda la gente que nos quiere bien alrededor. Tus abuelos y abuelas, tus tíos y tías, tus primos y primas. Tu familia grande. Ésta que nos acompaña hoy y también los que no están aquí.

Todos a los que les eres importante, a los que les interesa saber de ti, de tu progreso, de tus ganas de vivir la vida, de tus penas y de tus alegrías.

Están aquí, con nosotros, contigo y están para decirte, otra vez, que es bueno que existas. La familia grande, los que nos han visto recién despiertos, enfermos, tristes o enojados. Los que nos dan la oportunidad de reír cada que nos vemos, aunque nos veamos poco. Los que comparten un poquito de tu sangre o de tu espíritu. De tus saberes y de tus sinsabores. La vida es un círculo. Tu familia grande.




El círculo sigue y aumenta con uno de los más preciados regalos que podemos recibir: la amistad. Tus amigos de hoy y de antes están aquí, y todos sabemos que no están todos por las condiciones materiales, no por falta de ganas. Ni de ellos ni nuestras. Teníamos ganas de verlos a todos, pero los que están representan a todas las personas que alguna vez, incluso quizá por accidente, nos han dado una sonrisa, un minuto, un pensamiento, una lágrima, un beso y un abrazo. O mucho más de cada una de estas cosas. Algunos de los que están, mucho más.

Ellos, ustedes, amigos nuestros, amigos tuyos, están aquí para decirte que ha sido maravilloso conocerte (lo mismo decimos tu mamá y yo), para decirte que eres alguien que no pasa desapercibida e indiferente en sus vidas.

No importa si ha sido mucho tiempo o poco, sino que han tomado la decisión de conocerte, de quererte y de compartir contigo cuanta oportunidad se presente de ser un poquito más felices que si no estuvieras.

(…)

Sin embargo hija, la persona más importante de tu vida siempre serás tú. Si tú no quieres, ni familia ni amigos podremos hacer lo que podemos, queremos hacer por ti.

La persona que decide tu vida y que tiene lo necesario a la mano, eres tú.

Sé que a veces piensas que lo único que tienes son problemas, que no te alcanzarán las fuerzas para lograr lo que quieres, que quizá ni tu mamá ni yo comprendemos tu mundo y tus necesidades, que tus amigos o tus primos o tus tíos o abuelos no siempre están dispuestos a escucharte y que a tu familia no le importa mucho lo que te pase.

Supongo que sabes que a veces no podemos hacer lo que necesitas, por la más sencilla de las razones: somos simplemente humanos. Supongo que sabes que a veces los débiles somos nosotros, los que tenemos más problemas de los que podemos afrontar somos nosotros, que a veces no es por falta de ganas que no podemos o no sabemos ayudarte, sino simplemente que nuestras luces no dan para más, supongo que sabes que a pesar de nuestros mejores esfuerzos por entender tu mundo, en ocasiones nuestro conocimiento de la vida es limitado y pobre. Es así hija querida y en esos casos lo único que nos queda es seguir aprendiendo.




Pero lo mejor de todo es que el círculo de la vida eres tú misma, que tienes a tu alcance las herramientas indispensables para hacer de tu vida el proyecto que estás construyendo.

Tienes inteligencia y amor, voluntad e ilusión, proyecto en construcción y pasión. Sé hija que tienes eso porque te conozco desde antes de que nacieras y he visto como la vida te ha rodeado, te ha fortalecido, te ha protegido, te ha hecho lo que hoy eres.

Eres tú la persona más importante en tu vida, para bien y para mal. Aprende esto y guíate de nuestra mano (…).

Eres la persona más importante de tu vida. Has de ti lo que creas mejor, con nuestra ayuda y sin ella. Siempre estaremos ahí.

Porque somos tu familia y tú eres parte de ella.

Como te digo desde hace al menos 15 años: no necesitas hacer nada más para que te amemos como lo hacemos.

Te amamos así porque eres nuestra hija. Nada más, pero nada menos.

Gracias Oli, por existir.

miércoles, enero 03, 2007

Cuetzalan

Pues sí. Estuve de vacaciones en Cuetzalan, Puebla, en la Sierra Norte de mi estado natal. Allí vivió mi esposa desde muy pequeña y vamos a la casa de mis suegros cada que podemos, pero sin faltar, desde que nos conocemos, cada Navidad.

Ahora, me estrené usando la cámara digital de mi hija, con estas y otras imágenes, pero la idea de ponerlas aquí es invitarte amigo o amiga a que hagas un cuento, un poema, una historia con estas fotos.

No las tomé siguiendo secuencia alguna, pero ahora que las elegí, me dieron ganas de concerte un poco más, leyendo lo que ellas te digan.

No son las clásicas fotos de ese fantástico pueblo-ciudad indígena-mestizo. Son simplemente lugares que me gustan, vistas que me gustan, que casi nadie toma en cuenta.

Espero que te den ganas de contarme las historias que aparezcan en tu mente, al verlas.

Feliz año, desde Poem-ando.

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