viernes, abril 27, 2007

Estás dormida


Oli


(Es que es la una de la mañana y yo estoy aquí, escribiéndote).

Estás dormida y el sueño es casi como un amante.
Estás dormida y el trabajo descansa y la vida descansa.
La música no es lo que yo quisiera y la música es...

Déjame estar aquí, contigo, en las palabras, en los pensamientos.
Estás dormida junto a los recuerdos y dicen que los recuerdos son...

Estás dormida y el viento es silencioso y suave y caliente.
El frío no es frío y la noche es noche
De espaldas al descanso, siento que sueñas y sueñas otra vez.

Estás dormida y los ojos te alcanzan y te besan
Estás dormida y los besos son caricias y los besos son...

Estás dormida y te siento tan cerca y tan adentro y tan lejana,
hasta allá , donde estás.
Estás dormida y quiero abrazarte y amarte y protegerte y descansarte
y dicen que el descanso es...

Estás dormida y, aún así, eres mi felicidad.
Estás dormida y no creo saber para qué me sirve el saber
si no estás conmigo.

Estás conmigo y aunque estés dormida, eres todo lo que quiero amar.
Estás conmigo y lo demás es lo que está dormido.

Blas Torillo.

jueves, abril 12, 2007

Elegía


La foto es de Caro


(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería).

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.


Miguel Hernández
Foto tomada del sitio Poetry.


Miguel Hernández (1910-1942)