jueves, octubre 25, 2007
Nostalgia
Es acaso que el pasado no ha pasado?
Es acaso que la gente por la que pensamos dar la vida sigue ahí, esperando?
Es acaso que siempre tendremos que regresar y ver y sentir, aunque duela?
Es acaso que la vida es tramposa y nos pone pruebas inesperadas?
O es simplemente que me gusta recordar lo bueno que he sentido?
Blas Torillo.
Etiquetas:
Míos,
Reflexiones
jueves, octubre 18, 2007
Nanas de la cebolla
(Dedicadas a su hijo, a raíz de recibir una carta de su mujer,
en la que le decía que no comía más que pan y cebolla).
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan lato,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa ni
lo que ocurre.
Miguel Hernández.
(1910-1942)
lunes, octubre 01, 2007
Para el tiempo, el tiempo es tiempo
Según los relojes, el tiempo pulsa.
Según los impacientes, el tiempo vuela.
Para los ancianos, el tiempo es espera.
Para los ricos, oro.
Para los pobres, hambre.
Según las aves, el tiempo es canto
Para los gatos, sueño.
Para la gente, el tiempo es largo.
Para los niños, juego.
Para la máquina años.
Para la música, se divide en cuatro.
Para el poeta es poesía.
Según los libros, el tiempo es medida.
Para un cigarrillo, humo.
Según la pluma, espacio.
Para el papel, el tiempo es tinta.
Para la estrella, luz.
Para el sol, calor.
Para el amigo, unidad.
Para la soledad, esperanza.
Para el sueño, el tiempo es noche.
Para las guerras, muerte.
Para la cama, amantes.
Para el sexo, sudor.
Para el cariño, el tiempo es mujer.
Para la ciudad, ruido.
Para la maldad, mentira.
Para el artista, aplausos.
Para el danzante, movimiento.
Para la nube, lluvia.
Para el papalote, cielo.
Para el caminar, sandalias.
Para el descanso, un libro.
Para un libro, páginas.
Para el odio, es venganza.
Para el rencor, dolor.
Para las olas, mar.
Para la arena, olas.
Para el sonido, viento
Para la guitarra, cuerdas.
Para el desamor, tristeza.
Según la esperanza, el tiempo eres tú.
Para mí, el tiempo soy yo.
Para el amor... no existe.
Blas Torillo.
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