jueves, junio 19, 2008

Armónica para desnudar el sueño.


La foto Armónica
es mía.


Acta de origen

No me puedo quejar.
En el lugar donde nací,
la loza fluvial del
progreso algo dejó:
tres horcones con
heridas de clavos,
un molino para triturar
el nixtamal y, en la
devastada sombra, la mirada
rabiosa de los mezquites.


Íntima canción

Quiero agradecer a un biberón su proteica simiente
nutricia. Mi hijo ahora duerme. Celebro
su respiración en el regazo del sueño; no olvido
una grieta antigua en el cielo del cuarto, la ropa sucia
alfombrando la casa. Chifla, timbra en el corazón
la válvula de la olla presurosa. Y yo le pido a la
fatiga el paréntesis de una tregua; cuando despiertes,
dos dientes de leche, iremos por el caos del reloj,
con los juguetes de tu risa, distrayendo a besos
la ruindad nerviosa del día; iremos, amor...
Mientras tanto, redoblo el rondín, vigilo,
permanezco atento.

¿Qué edad soy?

Cuando mira el espejo descubre al hombre en ruinas que se rasca
la desierta cabeza. Ve cómo se soba la dilatada panza, desfajado
declive de impurezas. Qué grotesca presencia en el reflejo del
cristal azogado, más acá de la luz donde retozan dos niños. El
vejete recuerda un bosque infinito donde buscaba salamandras;
las aventuras de un disperso caracol; un racimo de fe, el pan de
la lluvia, aquellos senos de oleaje moreno, relámpago en sus
manos de lo venidero, todo floreciendo de nuevo: "Papá, los
hombres son de arena?", le preguntan a dúo desde la infancia.
Despierta, cavila que cuarenta y cuatro años en la tierra no son
precisamente el último peldaño. Levanta la mirada; ni espejo, ni
niños. Grita sobresaltado; ¿Entonces quién está en mí, qué edad
soy? A su espalda, un sonido le tienta los hombros; es una voz
que recuerda, que siente nacer en su garganta; "Sí, de arena y
llanto".

___________

Gildardo es mi amigo. Lo es desde antes de que naciéramos, pero lo supimos cuando nos vimos por primera vez en la universidad, allá en los primeros años de la década de los ochenta. Y escribimos.

En los últimos 17 años, nos hemos visto dos veces, la primera en una feria del libro en la Ciudad de México (claro, porque también leemos), y la segunda en una fiesta hace dos o tres años en la casa de Pilla, para celebrarla en su cumpleaños. Desde entonces nos hemos reencontrado vía los bits, los cables de cobre y las fibras ópticas, aquí en internet.

Y hemos aprendido mucho uno del otro. Por ejemplo, que es bueno tener nuestra edad y que a pesar de los problemas, o quizá por ellos, es que vale la pena vivir la vida. Esta vida que a veces nos pone a llorar y a veces a reír, pero que también nos pone a pensar en la amistad y en cómo es que parte del sentido de nuestra existencia es posible por la existencia del otro.

Les dejo aquí tres poemas de Gildardo, mi amigo, el poeta, el universitario (de entonces y de ahora), el que pide consejo y el que da. El ser humano.

Blas Torillo.

PS. Su libro se llama Armónica para desnudar el sueño, publicado por el Instituto Mexiquense de Cultura y la editorial Molino de Letras, en 2004.

miércoles, junio 11, 2008

Como es la vida


La foto Agua 2
es mía.


Llueve. Está lloviendo despacito.

Como abren las flores
Como nace la aurora
Como acaricia la brisa

Llueve. Despacito.

Como un niño que busca
Como música que queda
Como se comen las galletas

Llueve. Gotita a gotita.

Como se aprenden las letras
Como te canta la abuela
Como tus ojos me miran

Llueve. Casi en silencio.

Como te brilla la risa
Como te duermes cansada
Como te bulle la vida.

Llueve. Está lloviendo despacito.

Como te crecen las alas
Como despiertas al mundo
Como te vuelves completa.

Blas Torillo.