viernes, diciembre 29, 2006

El año nuevo puede comenzar cualquier día.




El hecho es que vivimos en el tercer planeta de un sistema solar de una sola estrella, por demás común.

Desde nuestra perspectiva es un gigante, pero desde la perspectiva cósmica es una motita de polvo ya no digamos en el universo, sino en “nuestra” propia galaxia.

Y este planeta da una vuelta alrededor de su estrella en un período que le alcanza para dar 365 vueltas y tantito sobre sí mismo.

Las posibilidades de que esto fuera de otra manera son incalculables. Esa vuelta alrededor de su sol podría durar pocos meses, como en el caso de Mercurio o cientos de años como en el caso de Neptuno. Y demás está decir que la cantidad de vueltas que sobre su eje podría dar este planeta nuestro, podría ser mayor o menor, digamos una sola (como en el caso de la luna alrededor de la Tierra) o de decenas o centenas más que los 365 y tantito que nos tocan.




Decía que para nosotros es sumamente importante que demos 365 y poco más de vueltas en lo que completamos una sola alrededor del sol, porque así es como hemos aprendido a medir el tiempo.

Culturas de un lado y de otro, desde luego después de muchos años, siglos quizá de observaciones del cielo, han, hemos, llegado a la misma conclusión.

Entre el lugar en el horizonte por el que “sale” el sol, y los efectos de su presencia en los ciclos de la naturaleza, sabemos que es bueno que un año dure un año y que siempre sean 365 vueltas y poco más las que damos con todo y planeta en ese período.

¿Por qué entonces no podría comenzar el año nuevo en cualquier día?



Existen desde luego los equinoccios (que son los días que tienen el mismo tiempo de luz que de oscuridad) y los solsticios (cuando el día o la noche son los más largos del año) y estos cuatro días en el año podrían considerarse el principio del ciclo.

También están los hechos históricos de nuestra maravillosa e infinitamente pequeña especie. Desde los acontecimientos que fueron importantes para los mayas, los egipcios, los chinos o los incas, hasta los que han dado origen o representan sucesos trascendentes en las religiones actuales, como el nacimiento de Cristo o el viaje de Mahoma de la Meca a Medina, la transformación de Buda o la celebración China de un nuevo ciclo anual. También están los hechos que nos han marcado de uno u otro modo, desde los sociales hasta los personales. Las guerras, las paces, los nacimientos y las muertes, las uniones y las desuniones.



¿Por qué tenemos que esperarnos a que el calendario (el occidental, por supuesto, con sus antecedentes romanos y medievales), diga que esto se acabó, para reflexionar sobre lo que nos ha pasado en ésta, la más reciente vuelta de “nuestro” planeta alrededor de “nuestro” sol?

¿Por qué no reflexionar hoy o mañana o dentro de 56 días o dentro de 7 meses y medio o dentro de 11 meses y 8 días, sobre lo que hemos hecho con nuestras vidas?

¿Por qué no pensar hoy, ahora mismo, ahorita, como decimos en México, si hemos hecho todo lo posible por que las personas con las que vivimos, empezando por nosotros mismos, sean un poquito más felices que antes?

¿Si hemos ayudado a los demás a encontrar las respuestas que buscaban o si les hemos dado aunque sea parte de “nuestro” tiempo para escucharlas, (porque muchas veces es más importante ser una “orejota” que una “bocota”)?

¿Por qué no hoy, preguntarnos si hemos podido nosotros ser mejores personas, en función de nuestra convivencia y no de nuestra conveniencia?

¿Por qué no hoy?

¿Para qué esperar hasta dentro de unas horas, si puedes comenzar a evaluar, a corregir y a hacer algo por los demás y por ti mismo desde este momento?

¿Por qué no reflexionar todos los días, en la mañana, en la tarde y antes de dormir sobre la utilidad de nuestra vida, de nuestros pensamientos, de nuestros actos para hacer de este mundo un mejor lugar por los que en él vivimos?

¿Es que nos vamos a dejar vencer por las casualidades cósmicas que nos tocó vivir o por las arbitrariedades culturales que hemos diseñado?

¿Por qué no ahora comenzamos a ser mejores personas?

¿Por qué no ahorita?



Las fotos del espacio son del sitio Astronomía.

La última es mía.


Blas Torillo.

miércoles, diciembre 20, 2006

¡Feliz Navidad!




Sonrían (aunque tengan ganas de llorar). Concéntrense en su familia (aunque estén pensando en otra cosa). No beban "hasta el primitivismo", mantengan la conciencia (aunque quieran pornerse hasta atrás). Coman rico, pero con moderación (para que no sufran el 25).

Pero sobre todo, no olviden el espíritu 24 horas después. Ojalá que el amor que los rodea (aunque no se den cuenta o aunque no lo quieran reconocer), les de fuerza para hacer de sus vidas, mejores vidas, de sus personas, mejores personas, de sus sentimientos, mejores sentimientos y de sus compromisos, algo más profundo, más serio y de más largo plazo.

A los nuevos amigos en el internet, un abrazo, con ganas y alegría.

A mis amigos de siempre, las gracias por estar en mi vida (aunque tenga mucho que no nos veamos).

A mi familia, los quiero mucho a todos.

PS. Lloren poquito, si van a llorar, porque hay poco tiempo para sonreír de frente a quienes amamos.

Besos y abrazos

domingo, diciembre 17, 2006

Yo Netzahualcoyotl lo pregunto:




¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.

Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea oro se rompe.
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.

No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.

Netzahualcóyotl - Coyote hambriento-
(1391 o 1402 - 1472).
Gobernante y poeta tezcocano.

martes, diciembre 12, 2006

Hija

Voy a hacer un poema con la voz del viento
un poema con la luz de Navidad
con la música de la noche
Hija.




Voy a hacer una canción con el poder del sol
una canción con las estrellas del cielo
con el calor de mediodía
Hija.




Voy a hacer un camino suave con mis lágrimas
un camino con mi trabajo
con mi alegría
Hija.




Voy a hacer un hogar feliz con tu madre a mi lado
un hogar feliz con nuestros besos
con el amor que nos sentimos
Hija.




Voy a hacer un hombre de mí con tu presencia
un hombre de mí con la mujer de ti.
con mis dos amores.




Hija:

Voy a hacerte feliz, plena, serena y amada
con mi vida
Hija...
Hijita mía.


Blas Torillo.

domingo, diciembre 10, 2006

Oli Bere: 15 años



Hoy cumples 15 años, hija.

Y lo único que se me ocurre decirte es que te amo más de lo que alguna vez supuse, pensé, creí, que se podría amar.

Mucho más.

Sábete que estaré ahí siempre, junto a ti, cada vez que lo requieras.

Te dejo aquí también todos los besos que alguna vez tendrás que usar, para sanar el alma o para compartir tus alegrías.

Sábete que tu mamá también estará, pase lo que pase.

Porque lo único que tenías que hacer para que te amáramos, amemos así, es ser nuestra hija.

Nada más.

martes, diciembre 05, 2006

Sin comas




Aún falta una hora para que acabe el día y ya quiero que acabe por ser más próximos los tres.

Aún falta una hora y la vida se me escapa y las lágrimas resbalan y leyendo que cambian los estilos quiero decirte que la razón es que tu amor madura mis sentidos y alimenta mis sentimientos y quiero decirte cada vez más cosas sin pausa y sin misterio sin comas y sin miedos que tu amor madura lo de hombre que tengo y me hace padre papá de lo imposible que es tener una hija como la nuestra que todo lo aprende y quiero que sepa ella que es destino del amor que nos une y que llevamos dentro.

Sólo han pasado diez minutos y el amor que les tengo me consume el tedio.

Blas Torillo.