sábado, octubre 21, 2006

A mi amada quincena













Por fin llegaste hoy amada mía,
mis manos te tendrán sólo un momento,
para luego sufrir el cruel tormento
de que te esfumes este mismo día.

Marcharás prodigando tus favores,
a esa gente que rige tu destino,
el lechero, la cuenta del vecino,
y a todos los feroces cobradores.

Con ansia loca y afán desesperado,
quince días espero tu regreso.
Y al llegar nada más te doy un beso,
y vuelves a alejarte de mi lado.

Yo quisiera que fueras más gordita,
que no tuvieras tantos pretendientes,
que no te torturaran tantos clientes,
para poder gozarte completita.

Anónimo.

No hay comentarios.: