sábado, octubre 07, 2006

Martillar




Martillar la pena,
hasta destrozarla.
Ser brusco,
mal educado con ella.
Amanecer destruyéndola violento.

Y cuando todo acabe,
enterrarla con todos
sus recuerdos nuestros.

Martillar hasta acabar con
los tímpanos
de aquellos
que osan
mencionarla.

Martillar fuerte, muy fuerte.
Que los oídos de todos
se vuelven a mirarnos
para ver que ya no estamos.

Destruirla a golpes de agua
de lágrimas
de llanto.

Martillar con nuestros ojos
esa pena
que los ha querido
destruir.
que ha querido verlos
derretirse.

Tener martillo en nuestras fuerzas
al golpearla.

O tener valor para decirle
¡Vete!

Blas Torillo

1 comentario:

Cristina Fornés dijo...

¡Amén, así sea! y gozar la soberbia alegría de empezar o recomenzar, que aquí no ha pasado nada, señores. O si, pero en esto consiste el vivir. Gracias por recordarme que tengo un martillo. Cristina